Si bien en un momento se pensó que no se podría realizar ningún remate en el otoño por causa de la pandemia del covid-19 (de hecho algunos remates fueron suspendidos), afortunadamente varias subastas pudieron efectuarse y con gran éxito. Destacamos en este sentido los remates que auspiciamos:
- 25 de abril: Remate de «Rincón del Sauce»de Juan Lacaze S.A.
- Del 20 al 30 de abril: 34º Remate Anual de «San Alberto» de Sociedad Ganadera San Alberto, en formato virtual
- 9 de mayo: 37º Remate Anual de «El Chivo» de Antognazza Hnos.
- 16 de mayo: 5º Remate Anual de «La Muesca» de Darío Jorcín
Compartimos a continuación un artículo de la Revista Oficial de la ANPL en su edición de junio de 2020, en la cual representantes de los Escritorios Rurales involucrados realizan una evaluación al respecto:
«Si bien comenzó de forma tardía por la emergencia sanitaria, la zafra de comercialización de ganado lechero fue dinámica con colocaciones totales y valores similares o incluso superiores al año pasado. Esta zafra también se destacó por una menor oferta debido fundamentalmente a la gran cantidad de ganado embarcado a frigorífico durante el año pasado. Los rematadores coinciden con que cada vez se realizan menos negocios al contado, por lo cual la financiación de los bancos y la facilidad que den los escritorios se ha vuelto fundamental para la concreción de los negocios.
El operador Federico Di Santi, principal del escritorio Di Santi & Romualdo Negocios Rurales, sostuvo que el retraso en el comienzo de la zafra fue beneficioso ya que durante los meses de marzo y abril prácticamente no llovió, lo que provocó que los verdeos y las praderas no estuvieran. Luego, cuando comenzaron las ventas, las lluvias aparecieron cambiando el ánimo de los productores. “Esto ayudó a la comercialización y al alto porcentaje de colocación”, sostuvo Di Santi. Agregó que los valores fueron similares o en algunos casos superiores a la zafra pasada, con un dólar más fuerte. “Hubo una oferta bastante menor a la del año pasado debido a la gran cantidad de ganado embarcado a frigorífico durante fines del año pasado”. Di Santi indicó que, como siempre, los lotes puntuales de terneras de buenos orígenes se vendieron muy bien, mientras que las terneras generales, como tienen poco mercado por no estar operando la exportación en pie, tuvieron precios similares a los de mediados del año pasado, “nada que ver a los precios que se pagan por la exportación”.El porcentaje de colocación fue casi total en el caso del escritorio lo cual calificó como muy positivo. “Los machos se colocaron todos y nos faltaron. Tuvimos que salir a buscar más porque no alcanzaron”. Di Santi recordó que muchas cabañas no hicieron remates, lo cual incidió en la falta de animales. Por otro lado el operador indicó que la financiación, ya sea a través de entidades financieras o del escritorio, aumentó. “Ha sido fundamental. Los negocios contados son mínimos, en torno a un 15%”. Sostuvo que los bancos se están adaptando a los plazos que busca el productor. “El BROU ha sido un gran apoyo para los productores que operan con nosotros para tratar de solucionar las situaciones crediticias”. De todas formas manifestó que hay muchos clientes que operan con el escritorio por el hecho de tener las líneas de crédito ya aprobadas. El operador aseguró, en tanto, que los embarques de ganados lechero a frigorífico bajaron sensiblemente con respecto al último semestre del año pasado, pero igual mantienen buen ritmo. “Se fueron muy pocas vaquillonas este año para faena”. Como valores de referencia, Di Santi sostuvo que el escritorio alcanzó, en el caso de las vaquillonas próximas generales, precios de US$ 900 y US$ 1.100 mientras que las buenas, con datos se vendieron entre US$ 1.300 y US$ 1.500. Las vaquillonas de punta oscilaron entre US$ 1.300 y US$ 1.500, las vacas en producción entre US$ 800 y US$ 1.000, según la edad, estado reproductivo y nivel de registro; los toros entre US$ 1.700 y US$ 3.500 dependiendo de los plazos para el pago, los estados y los registros. En el caso de la ternera, la que tenía registro, con hasta 200 kg, se vendió entre US$ 2 y US$ 2,20 el kilo mientras que la ternera con registro, pero arriba de los 200 kg lo hizo en el eje de US$ 1,90. En el caso de la ternera sin registro, cuando se lograba colocar, se hacía a precios 20% menores que el de las terneras generales. “La ternera Holando, si no es para exportación, vale muy poco” sostuvo, pero se mostró optimista de poder concretar otro embarque de animales vivos antes de fin de año, aunque siempre esperando la evolución de la pandemia y los problemas de conectividad que hoy existen.
El operador Ruben Urchitano, principal del escritorio Urchitano Negocios Rurales, señaló que esta ha sido una zafra diferente ya que tuvieron que trabajar de forma virtual. “Es una herramienta que vamos a tener en cuenta en un futuro”. A su entender, los ganados se vendieron bien y a precios muy similares a los del año anterior, con gran interés por ganados próximos. “Se han vendido muchas vacas de descarte a frigorífico, algo que también sucedió el año pasado”. A su vez, destacó que “el sector está tranquilo, muy cauteloso, con una notable falta de liquidez y un endeudamiento que se va pudiendo llevar. “Estamos inmersos en una situación a nivel mundial que es una crisis muy prologada y que nadie sabe las consecuencias que puede traer. Vamos viendo en el día a día y por eso la gente está expectante, al igual que los operadores”. A su vez, destacó que el sector agropecuario ha sido uno de los pocos que siguió funcionando a pesar de la pandemia. Sobre los precios manejados en esta zafra destacó que las terneras chicas rondaron entre US$ 1,80 y US$ 2 el kilo, mientras que las más pesadas alcanzaron US$ 1,95. Las vaquillonas para entorar muy buenas, con 550 kg, se pagaron hasta US$ 650, los ganados preñados se comercializaron entre US$ 750 y US$ 800, los ganados próximos a parir, según el origen, rondaron entre US$ 1.000 y US$ 1.100. “El precio de la vaca a frigorífico no es el mismo que el del año pasado. Aquella que hacía US$ 800, hoy se vende a US$ 550 o US$ 650”.
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